El sistema de educación escolar ha sido objeto de amplias discusiones en torno a su validez dentro de las dinámicas sociales en la actualidad. Se ha argumentado cierta disfuncionalidad en las técnicas y aproximaciones educativas a las que se enfrentan los individuos desde pequeños. Uno de los puntos clave que, a mi parecer, valida dichos cuestionamientos planteados por el psicólogo español de principios del siglo XX José Mallart y Cutó [1], es observar una gran cantidad de compañeros estudiantes que claramente desempeñan sus funciones educativas de nivel superior por imposición familiar, presión social o simplemente inercia.
Me permito incluir una breve reflexión con respecto al concepto de modernidad, que me parece pertinente para fundamentar mis ideas. Entiéndase por modernidad, en este caso, un contexto en el cual tiene lugar una construcción social motivada por parámetros racionales. Hay quienes afirman que la modernidad se origina en el marco humanista del Renacimiento italiano, sin embargo es difícil sostener un evento o fecha precisa en que se haya originado. Posiblemente fuera más sensato decir que se trata de una construcción social que se va gestando a través del tiempo.
El sentido de la modernidad ha sido tan fuerte que ha permeado en todos los ámbitos alrededor del mundo. Las estructuras sociales, así como los sistemas de producción, la economía, la educación e incluso los valores, creencias y moral populares, se han visto determinadas por sistemas de organización basados en la razón.
La economía, por ejemplo, es una de las expresiones más claras de la modernidad. Ésta ha generado una sociedad materialista que dentro de sus muchos efectos sociales, provoca una necesidad de consumo como estrategia para satisfacer los deseos de pertenencia y participación de los individuos. En estos términos podría afirmarse que no hay una verdadera construcción del sujeto, sino que el individuo se constituye como objeto a través del consumo.
Dentro de las dinámicas de consumo se determinan la estructura y comportamiento sociales, convirtiendo incluso las actividades y valores humanos en objetos consumibles y de deseo. Dentro de esta categoría puede incluirse a la educación. Podría compararse al conocimiento como un objeto destinado a ser consumido. Dicho consumo brinda al individuo la sensación de seguridad y pertenencia a cierto estrato social que aparentemente es racionalmente deseable. Retomando una idea expuesta por Mallart, donde se argumenta que el sistema educativo, en su afán por acumular conocimiento, descuida la aplicación práctica de éste además de la formación de carácter individual.
Ante el cuestionamiento de los métodos y estructura del sistema educativo, surgió una vertiente experimental en los años ´40 denominada Educación Activa. Básicamente, la Educación Activa es un proceso que tiene que ver con el desenvolvimiento humano, buscando el desarrollo de aptitudes y de personalidad. Dicho proceso se adapta a condiciones especiales de los individuos buscando las motivaciones apropiadas en las necesidades personales, manifestándose en forma de intereses, gustos y deseos, como estrategia conductora para un fin educativo.
Se replantea el papel catedrático del maestro modificando su rol en el proceso educativo. Éste es concebido como un estimulador y facilitador de conocimiento más que como una fuente irrefutable de certezas. Las estrategias del proceso se basan en la participación activa de los alumnos y el maestro para generar dinámicas de trabajo y aprendizaje en conjunto. Vale la pena mencionar que el concepto de Educación Activa puede aplicarse a todos los niveles educativos.
Para concluir, me parece que el principio de cuestionamiento fundamental del sistema educativo es pertinente. Sin embargo, hasta donde mi breve investigación llega, entiendo que el concepto de Educación Activa se remonta a los años ´40 y posiblemente ya ha evolucionado. En mi opinión, el planteamiento es válido, sin embargo desconozco la efectividad de la aplicación en términos prácticos. Al respecto comentaré en publicaciones posteriores.
Bibliografía complementaria:
Mallart y Cutó, José. La educación activa. México. Editorial Nacional, 1947
Balabanian, Norman. Enseñanza programada en la educación activa. México. 1974
[1] Véase: http://www.antorcha.net/biblioteca_virtual/pedagogia/mallart/1.1.html
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