Programa ZANAA

El nuevo Museo de Arte Contemporaneo de Nueva York, diseñado por los arquitectos japoneses Kazuyo Sejima y Ryue Nishizawa/SANAA, con la participación de Gensler de NY como Arquitecto Ejecutivo, es un edificio de siete pisos ubicado en el corazón del Bowery de esa ciudad. El primer museo que se construye en el downtown de Manhattan, fué inaugurado el 1 de Diciembre de este año, al cumplirse 30 años de existencia de esta institución..

Este edificio está pensado para acoger la colección de arte contemporaneo y servir como incubadora para nuevas ideas, además de ser un aporte arquitectónico al paisaje urbano de la ciudad de NY. Kazuyo Sejima and Ryue Nishizawa/SANAA, que recibieron el encargo en 2002, describen el edificio como una respuesta a la historia y a la personalidad tanto del Museo mismo, como del lugar donde se emplaza: “El Bowery era un lugar en deterioro la primera vez que fuimos a ver el sitio. Quedamos bastante impresionados por la situación, pero mas aún por la voluntad de colocar justamente ahí la nueva sede del Museo”. “A lo largo del trabajo, descubrimos que el Museo de Arte Contemporaneo y el Bowery tienen muchas cosas en común. Ambos tienen una historia de apertura no crítica a las nuevas corrientes e ideas. En la medida que fuimos conociendo la historia de los treinta años del Museo, nos llamó poderosamente la atención su actitud, siempre fuerte y sin miedo, abierta a lo que podríamos llamar “políticamente incorrecto”. Esto nos dió la determinación de diseñar un edificio que reflejara justamente estas características”.

El edificio se levanta con 54 metros de altura, entre un potpourri de edificaciones pequeñas y medianas, que acogen toda suerte de actividades. Los visitantes que se acercan al Bowey se encuentran con lo que semeja una pila de siete cajas una sobre otras, precariamente equilibradas. Esta forma fué establecida por los Arquitectos como una respuesta a las condicionantes del sitio: un programa muy denso y completo que incluye la creación de espacios amplios y flexibles, capaces de acoger diferentes necesidades en altura y atmósfera, los que debían meterse en una planta de 21 metros por 34 metros de largo, y que -además – estaba bajo una serie de normas y regulaciones urbanísticas complejas e inflexibles.

Para poder crear un edificio que cumpliera con los propósitos iniciales, acogiendo la normativa y que no resultara en un cajón monolítico, oscuro y sin aireación, SANAA asignó elementos claves del programa a cada una de las siete cajas que componen el edificio, y luego las agrupó verticalmente según un patrón de circulaciones y necesidades de usos. Esto permitió crear un corazón estructural interno vertical, que une todos los pisos y los articula entre sí. Luego produjeron desplazamientos y retranqueos entre cada caja para crear espacios abiertos que se conectan fluídamente entre sí, todos en planta libre.

La fachada está recubierta en una malla de alumnio anodizado expandida, diseñada por los Arquitectos para enfatizar los volúmenes de las cajas, y simultáneamente, vestir el edificio con una piel delicada y brillosa. Las ventanas existentes, casi no se ven detrás de esta malla, lo que hace que el conjunto tenga una apariencia coherente y única, que va cambiando con la luz del día, como una metáfora de la apertura del Museo y de la constante mutabilidad del arte contemporáneo

“Fué muy complejo organizar la arquitectura del edificio en el lugar, tratando de dar cumplimiento a todos los anhelos que debían ser acogidos”, explican los Arquitectos, “Tuvimos que reducir la masa edificada para poder crear algo de espacio entre éste y el perímetro. La solución de las cajas ligeramente traslapadas, surgió intuitivamente como la mas adecuada. La refinamos mediante prueba y error hasta llegar a una configuración que nos permitió tener luz natural dentro del edificio y mantener las plantas libres. Creemos que el resultado final expresa adecuadamente el programa interno hacia la ciudad”.

Los visitantes se ven atraidos al Museo por una planta baja a nivel de la calle, de 5 metros de alto, completamente vidriada, en contraste con la envoltura que le dá la piel de aluminio al rsto del edificio. Esta planta incluye el acceso público y las correspondientes puertas de carga y descarga, a la vista de los transeuntes. Esta membrana de vidrio permite ver la totalidad de las funciones del lobby del Museo, creando un espacio virtual de transición entre la calle y las galerías.

“Quisimos expresar la idea de apertura mediante un lobby enteramente abierto visualmente, manteniendo siempre un grado de elegancia y belleza dentro de lo brusco y tosco del entorno, que se expresa en el edificio al dejar a la vista los ductos y la estructura”.

Desde este lobby los visitantes pueden escoger varias formas de acceder al resto del museo. Por medio de escaleras o ascensores, se desciende al teatro ubicado en el subterraneo. En este nivel se encuentran los baños públicos y las bodegas del café y la tienda que están un nivel mas arriba, en el lobby.

Subiendo desde el lobby, ya sea por escaleras o ascensores, se llega a las galerías ubicadas del segundo al cuarto nivel, todas ellas en planta libre. En el segundo piso están las galerías Eugenio López. En el tercero las de la fundación Maja Hoffman/Luma y en el cuarto las galería Dakis y Lietta Joannou.

En las galerías ha quedado a la vista el acero estructural del edificio.

El quinto piso alberga el Centro de Educación Paulina y Constantino Karpidas, que consta de aulas de clases, salas audiovisuales y deja un espacio para el Centro de Recursos Artísticos. El sexto piso tiene las oficinas administrativas, la cafetería y cocina para empleados y salas de reunión.

El séptimo piso está pensado para albergar el Toby Devan Lewis Sky Room: Un espacio multipropósito destinado para eventos y programas especiales de arte, desde el cual se puede observar la ciudad desde lo alto mediante una terraza que recorre ininterrumpidamente el perímetro del edificio.

Reflexionando sobre los cinco años que demoró el proyecto en completarse, SANAA comenta que “Este nuevo edificio es parte nuestra y del Museo. En estos años ambos hemos cambiado. Estamos mas relajados y hemos crecido juntos, pero siempre mantenemos esta inquietud por encontrar nuevas cosas. El nuevo Museo está constantemente haciéndonos preguntas y esperamos que siga haciéndolas durante toda su vida”

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