Uno de los puntos más criticados de la modernidad son las consecuencias que conlleva el uso de la planta libre. El Mutlifamiliar Miguel Alemán se presenta fiel a este concepto «liberando» a la planta baja, dejando un gran número de andadores, plazas, parques y demás espacios que quedan sin ningún uso determinado. Es en estos espacios donde mejor se observa los pros y las contras de este esquema. Es por esto que analizar el multifamiliar Miguel Alemán desde sus circulaciones exteriores puede resultar en un ejercicio bastante singular. Se observan contrastes importantes, no sólo con el proyecto en sí, pero con el contexto actual de los conjuntos habitacionales en México.
El mayor y más obvio de ellos es la forma en que se diferencian las circulaciones con los edificios. Las geometrías rectangulares de todos los edificios están conectadas por andadores de formas orgánicas que recorren todo el predio, vinculando estacionamiento, plazas, comercios, áreas verdes, circulaciones verticales, etc. Los flujos más importantes se dan entre los estacionamientos, el comercio y las circulaciones verticales de cada edificio, dejando secciones enteras con muy poco, o incluso nulo tránsito de usuarios. Las circulaciones recorren indistintamente la totalidad del área del proyecto, eliminando cualquier posibilidad de jerarquizar alguna de ellas o de darle un tratamiento diferente. Todas ellas están situadas como si conectaran las mismas cosas, o si en ellas transitaran la misma cantidad de gente. Sin embargo no todo resutla negativo, uno de los puntos positivos del tema analizado son las plazas y las áreas infantiles. Algunas de ellas funcionan como articulaciones entre diferentes espacios semipúblicos en la planta baja, como sucede en el área deportiva. Debido a la gran densidad que existe en el conjunto son estos espacios lo que albergan una población más frecuente, contrario a lo que sucede con la mayor parte de ellas. Sin embargo me parece que esto último se ha logrado gracias a los cambios y adaptaciones que los mismos usuarios han ido haciendo a lo largo de los años y no a la disposición original de estas plazas y jardines.
Como sucede en los espacios públicos de éste y muchos otros proyectos, los usuarios adaptan (y muchas veces crean) las áreas para sus diversas necesidades. No sólo lo podemos observar en espacios un poco más flexibles, como los jardines del M.M.A., pero en tantos otros ejemplos de espacios destinados a un sólo fin; bastaría ver todos los cambios y extensiones que surgen después de un par de años en los típicos conjuntos de casas GEO, ARA, etc. ¿No sería mejor considerar ésta dinámica en el incio de cualquier tipo de proyecto?
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