Trotsky, Rivera y Breton (Fritz Bach, 1938. worldpress)
Después de casi tres meses del atentado que casi acaba con su vida, hoy 20 de agosto de 1940, Trotsky reflexiona sobre sus últimos años viviendo en uno de los barrios con más tradición de la ciudad de México: Coyoacán. Tres años después de su llegada al puerto de Tampico, León vive en una de las zonas con mayor actividad cultural, artística y política de toda la ciudad. Participa activamente con el partido socialista de izquierda y se relaciona con uno de los artistas mexicanos más importantes de la época: Diego Rivera. Junto con él y su esposa Frida, ha participado en mítines políticos y marchas, lo que ha hecho que su estancia en el país llegue a ser incómoda para muchos.
Años después de que el Lic. Cárdenas del Río le concediera el asilo político, Trotsky ha encontrado en la ciudad de México un lugar donde puede vivir libremente. Si bien puede tomar el tranvía, León camina diariamente por las calles empedradas del centro de Coyoacán, y como cualquier coyoacanense acude usualmente al mercado o a la plaza principal junto con su esposa Natacha. Por las tardes es muy frecuente que León se reúna con simpatizantes del socialismo para cenar, discutir sobre política u observar uno de los últimos trabajos del responsable de su estancia en México (y que es también uno de sus amigos más allegados): Diego. En estas tertulias, León continúa exponiendo su filosofía socialista, así como su dura crítica al régimen e ideología de Stalin.
Después del medio día y sentado ya en su despacho, Trotsky piensa en la forma tan peculiar con la que la ciudad lo ha recibido. En este momento, México se encuentra en una situación ideal para la producción artística y cultural. Después de poco más de veinte años de que terminara el movimiento revolucionario, la situación del país es mucho más estable. Aún cuando Trotsky no puede regresar a su patria, él es capaz de de aplicar su ideología en la izquierda mexicana, la cual cada día, toma más fuerza. Momentos después, su secretaria lo interrumpe para informarle que Jaques Mornard ha llegado, y quiere verlo.
Mientras revisa el escrito traído por el catalán, siente un golpe seco en la parte trasera del cráneo. El piso de duela de madera del cuarto colonial comienza a llenarse de sangre y no es hasta que llegan dos de sus guardaespaldas, que León se da cuenta de lo que sucede.
Ahora, Trotsky escucha el ruido de la ambulancia que lo traslada al hospital de la Cruz Verde, ubicado en el centro de la ciudad de México. Permanece aún con vida pero en unas horas León Trotsky dejará de vivir… Mañana, 21 de Agosto de 1940, Coyoacán perderá a uno de sus más polémicos habitantes, en una época de intensa producción artística y en un lugar donde se supo trasladar la situación actual y la tradición a diferentes artes y disciplinas.
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