Tiempo y espacio son dimensiones del mundo físico en el que vivimos, estamos tan ligados a ellos como la misma piel por la que sentimos. De esta misma forma el tiempo y el espacio están ligados a la arquitectura, como si esta fuera su piel; y nosotros los humanos interactuamos con la arquitectura recorriendo el espacio, sintiéndolo, transformándolo, y haciéndolo nuestro.
El mundo es espacio, y este es la materia prima de nosotros arquitectos. Una de las primeras cosas que yo aprendí, es que la arquitectura no esta definida por muros, como la mayoría de la gente lo piensa, si no por delimitaciones, naturales o artificiales, y esta toma valor por las sensaciones que genera en sus usuarios.
Como arquitecto las construcciones no son solo la respuesta física a una barrera necesaria en la sociedad actual, donde estas dictan limites políticos, seguridad, propiedad y prestigio socio económico. Yo considero que nosotros somos malabaristas de todo lo que conforma una obra maestra, buscamos el equilibrio perfecto.
Nuestras dagas y pelotas son las necesidades del cliente, del usuario, del reglamento, de las matemáticas y de la física, pero junto con eso se balancea el arte, la estética, eficiencia, diseño bioclimatico, materiales, refinamiento. Pero a demás de todo tenemos que ser genios en hacerlo “bueno, bonita y barato, y lo mas rápido que se pueda, no mi Arqui” Por que aparte de todo el cliente siempre va a tener una opinión sobre tu trabajo, en cuanto al diseño, y al costo (la próxima vez le voy a decir a mi doctor que no me gusto el tratamiento que me dio, y aparte que no le voy a pagar lo que me dijo). Pero asi es la profesión de arquitectura.
Otro de los aspectos mas importantes de esta es el efecto que tiene en la vida social, personal y hasta la psicológica. La forma en como se resuelve y se transforma el espacio va a intervenir directamente en la forma de ser del usuario. Aunque no lo parezca, los arquitectos tenemos ese poder, lo cual puede ser el origen del tan conocido ego de los arquitectos. Por ejemplo, alturas muy altas con desniveles puede generarle a un niño la falta de escala, que se transfiere en sentimientos como miedos y esto a su vez puede generar algún trauma. Al contrario si en una casa habitación se diseña lugares de convivencia abiertos, va a generar que la familia usuaria tenga que interactuar todo el tiempo entre si, y esto ayuda a que sea una familia mas integrada, comunicativa y unida.
Nuestros malabares crean equilibrio, lo que permiten que la arquitectura sea sublime. Nosotros arquitectos somos los generadores de espacios, percepciones, familias; tenemos que prepararnos para tomar la responsabilidad de nuestras acciones, y para eso estamos aquí.
.
Que tal Mayra, me parece muy interesante tu publicación, esa manera en que detallas el deber del arquitecto como el modelador de la masa «arquitectura» para crear espacios, esculturas funcionales que determinan el comportamiento del hombre, y es correcto hablar del aspecto psicológico, para mi el principal dentro de un espacio. El poder intelectual recae fuertemente en el hombre como usuario y como arquitecto para desarrollar complejos que regulen su comportamiento y así evolucionar a algo mejor…en mi caso estaba trabajando la linea de investigación de este tema «comportamiento» pero enfocado a la arquitectura y la música como generadores de espacio inmateriales, como la música nos creaba un espacio y atmósfera imperceptible físicamente pero que se encuentra ahí, y nos produce placer o tristeza (al escuchar alguna canción).
Bueno tu publicación me sirvió para continuar trabajando en ello; te lo agradezco, y un fuerte saludo desde Durango, México. Alumno del ITD Arquitectura.