Estudiar la arquitectura nos enfrenta directamente con la ciudad y esto nos relaciona con conceptos que vienen del urbanismo y de las ciencias sociales. Es por eso que la arquitectura se enfrenta no solo con los casos de diseño si no también con los problemas sociales que el urbanismo representa.
El urbanismo empezó siendo una teoría compleja que interesó desde el primer momento a los estudiosos de la ciudad, y acabó siendo una disciplina que reúne una suma de conocimientos relacionados con la construcción y conservación de las ciudades y con el estudio de las relaciones socio-económico-ambientales que tiene lugar dentro del fenómeno urbano.
La necesidad del hombre de tener un lugar donde realizar gran parte de sus actividades y en especial la de poder establecerse en familia, ha sido una constante humana a lo largo de la historia pero hoy, dada las condiciones económicas y la cada vez menor accesibilidad a la tierra, hace que esta necesidad histórica sea más sentida y urgida, más cuando nuestras ciudades latinoamericanas no han cesado de experimentar crecimientos demográficos acelerados, producto en especial de excesivas migraciones y desplazamientos de población campesina a los entornos urbanos.
En los últimos cincuenta años hemos sido testigos del aumento de la población mundial al doble, y al triple la población urbana, y la mayoría de concentra en las grandes ciudades del mundo no desarrollado. La urbanización ha sido un proceso tan irreversible, como lo ha sido el aumento de la pobreza, lo que explica en buena medida la expansión del llamado fenómeno de la urbanización espontánea y la autoconstrucción como alternativa social de millones de personas para tener una vivienda.
Se trata de una realidad global que de manera desigual los estados nacionales, las autoridades locales, los organismos internacionales y los propios pobladores han procurado regular, atender o resolver mediante políticas e intervenciones diversas y con resultados diferentes. Hoy vivimos una redefinición de la planeación urbana que conocimos en los años setenta, misma que concebía al espacio urbano como una totalidad. Para entender un poco de esta nueva definición de lo urbano nos tenemos que poner en la perspectiva de una nueva concepción que parte de la premisa: la ciudad no existe, existen las ciudades dentro de una gran «mancha urbana».
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