La velocidad con la que avanza el mundo es vertiginosa, pareciera que día a día todas las disciplinas aplican tecnologías de punta y desarrollos teorico-practicos vanguardistas. Sin embargo, e incluyéndome como cómplice culpable, la mayoría de la arquitectura se sigue construyendo con preceptos no más avanzados que los que ya se planteaban en el renacimiento y tecnologías dispuestas a principios de siglo XX. Pareciese que nuestros materiales novedosos como aleaciones de acero, piedra y concreto, son obsoletos y viejos para todos los demás.
Esto se puede ejemplificar en la Estación Internacional Espacial, el CERN, barcos, aviones, y más aun, hasta en objetos cotidianos como los automóviles, las raquetas de tenis, entre muchos, muchos otros. Siempre, cuando hacemos este cuestionamiento como arquitectos, nos habremos de excusar diciendo que el ciclo de vida de una casa es mayor al de un automóvil o una raqueta de tenis. Bueno, y quiero decir que esto, también es nuestra culpa. Tenemos miedo de crear arquitectura dinámica y modificable por el usuario, pues nuestra obra debe durar toda la vida al igual que nuestra fama.
Los Sistemas Emergentes, descubiertos a finales del siglo XX, proponen una nueva distribución en la aplicación de ecuaciones en sistemas descentralizados, en donde cada una de las partes responde a un conjunto simplista de reglas para llegar a un todo mucho más grande, que es imposible descubrir sin mirar desde otra perspectiva. Estos sistemas han develado el misterio de organización de muchas especies de hongos, la conciencia humana, y más importante para nosotros arquitectos, del crecimiento de las ciudades.
Es así como se entiende que ningún ser humano es suficientemente inteligente para planear en un restirador la segunda ciudad más grande del mundo con un sistema Top Down. La Ciudad de México funciona porque está establecido inintencionadamente como un proyecto Bottom Up, a través de las leyes de los sistemas emergentes.
Ya es hora para que dejemos de tratar a nuestro ego por encima de la gente, y hagamos una arquitectura dinámica y modificable por el usuario. Se está comenzando a entender que la autorganización humana, sin necesidad de reglas externas, por decirlo de alguna manera, por instinto, es auto regulable por estos sistemas. Sin embargo, no le hemos dado la oportunidad de un desarrollo libre y dinámico.
Creo que en un futuro seguirá existiendo la arquitectura, pero la figura del arquitecto, espero desaparezca como una minoría y todos como pueblo nos convirtamos en arquitectos.
Referencias:
http://arquitecturayemergencia.blogspot.com/2009/02/sistemas-emergentes-bibliografia.html
http://www.claroquesi-df.blogspot.com/
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