¿Arquitectura o Ingeniería?
En muchas ocasiones el Pabellón de Portugal ha sido criticado por ser una excelente obra de ingeniería pero no de arquitectura, donde la cubierta curva tiene un papel muy importante y el resto del edificio ha sido juzgado por su banalidad y falta de sentitdo con el resto de la propuesta. En lo personal, pienso que este juicio ha sido injusto ya que para mí la intención era justamente mantener al edificio sencillo para permitir que la cubierta tomara importancia.
Desde un principio la solución arquitectónica del proyecto era complicada puesto que tenía que ser un edificio capaz de ir cambiando con el tiempo y adaptándose a distintos usos. El programa se dividía en dos partes muy marcadas que eran la plaza cubierta y el edificio cerrado donde estarían los espacios de exposiciones, servicios, circulaciones, patios y espacios flexibles. En lo personal creo que el edificio cerrado resuelve muy bien estos aspectos, ya que los espacios se pueden ir modificando dependiendo de los usos que se requieran.
Por otro lado pienso que el proyecto responde al contexto en el que está implantado, ya que los espacios se abren al agua, se crea un pórtico orientado al paisaje y lo que se busca es crear una relación directa con el entorno. La cubierta busca ser una ventana al agua, dado que enmarca el paisaje y nos abre la visión.
En mi opinión, el Pabellón de Portugal es una excelente obra de arquitectura aunada a una gran obra ingenieril, ya que la cubierta no puede deslindarse del resto del proyecto arquitectónico; el cual ha sido resuelto acertadamente. La solución de la cubierta fue un gran reto estructural pero no puede restarse la belleza y el arte de la arquitectura. El ingeniero resuelve la estructura y el arquitecto es el encargado de crear un ambiente en el cual se genera una sensación de contraste entre masividad y ligereza, apoyada además de la sutileza del edificio cerrado. Se ve claramente la mano cuidadosa del arquitecto detrás de la magnificencia de la obra ingenieril.
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