La casa de Frederick Robie, construida en Chicago en 1909 por Frank Lloyd Wright, es una síntesis de la revolución mundial de la arquitectura. A través del uso de vigas flotantes, la Casa Robie parece erigirse como una serie de planos suspendidos sin el soporte de las paredes. La casa se destaca por su suave despliegue y por el uso de materiales naturales (como tejas y madera sin barnizar); sin la estructura de acero, Wright no hubiera podido lograr esta sensación de suspensión.