El edificio que Walter Gropius diseñó para la Bauhaus en Dessau tenía como principal y único objetivo satisfacer las necesidades propias de la escuela de una manera exitosa (adecuándose al programa que las actividades de la escuela exigía).
La Bauhaus necesitaba:
1. talleres
2. escuela técnica (requerimiento del gobierno de Dessau)
3. oficina y taller para el director
4. alojamiento para los estudiantes
5. amenidades
Gropius tenía la libertad de organizar los elementos como mejor le pareciera y experimentó diversas formas. Finalmente, el edificio tiene una configuración relacionada con las condiciones de la zona donde se ubica: limita con una calle, atraviesa otra perpendicular a la primera, dos de sus alas contornean un cercano campo deportivo, y se abre al ritmo de la vida urbana con sus grandes fachadas de cristal.
Optó por un acomodo asimétrico, conectó los talleres y la escuela técnica mediante un edificio puente que contenía las oficinas del director y la administración de la institución. A su vez, estos tres se unían mediante un edificio de amenidades (que contenía el comedor y el teatro) a los dormitorios.
«Todo el conjunto está concebido como un lento girar de volúmenes y de planos que agotan en su calidad plástica las fuerzas del movimiento que ellos mismos suscitan. Es evidente que este dinamismo compositivo se basa en el análisis de la mecánica elemental de la palanca y la hélice.» (G.C. Argan, ob. cit., pág. 477)
«La composición se modula sobre unas líneas paralelas y sus perpendiculares: dada la constancia de la relación, una rotación completa hace pasar los valores de lo positivo a lo negativo consiguiendo siempre una suma constante, una visión total del espacio construido. Y puesto que el esquema en L se da también en los elementos altos, la circularidad de la visión se hace esférica, total. Esta rotación ideal, inicio del movimiento, se confía a un sistema de fuerzas (…) que nace de la situación espacial y de la constitución de los bloques. El punto de apoyo de la rotación está en el cuerpo central, que tiene un mayor desarrollo en altura; el cuerpo bajo y largo no es más que uno de los brazos de la palanca, cuya extensión se mide en relación con el cuerpo de la derecha. El equilibrio dinámico del conjunto se basa en que a la mayor masa del cuerpo de la izquierda -articulado sobre el punto de apoyo- le corresponde la mayor extensión de los cuerpos de la derecha.» (G.C. Argan, ob. cit., pág. 474)
«Al nivel de terreno se encuentran dos cuerpos distintos; el primero, de planta rectangular, contenía cierto número de aulas y de pequeños laboratorios; el segundo, con planta en forma de L, tenía en una de las alas los laboratorios y en la otra el auditorio, el escenario, el comedor y la cocina. En la parte superior existía un cuerpo de dos pisos de altura, elevado del suelo, que contenía las oficinas de la escuela y los estudios de los profesores. Este bloque salvaba la calle transversal relacionando los dos volúmenes antes citados, de tres pisos de altura, que tenían en cada piso uno aulas y el otro laboratorios. Por tanto, a partir del segundo piso el edificio adquiría una planimetría en forma de G de altura constante, a excepción del bloque que albergaba las amenidades (comedor y auditorio) que, conservando una sola altura, representaba la liga entre el volumen descrito y el edificio de cinco pisos destinado a la residencia de los alumnos.» (De Fusco, R., ob. cit., pág 332)
Se percibe fácilmente la influencia del neoplasticismo en todo el edificio, aunque la descomposición del volumen en planos no es un fin en sí mismo sino la manera de destacar algunas partes de la obra, de articular la masa volumétrica en un ritmo que combina la diferente altura de los diversos cuerpos (la altura y volumen de las aulas y laboratorios, el vacío de la planta baja que los relaciona, el edificio de cinco pisos al lado de la parte más baja del edificio). La diversa modulación de los volúmenes confiere más dinamicidad al conjunto: el edificio más alto es también el volumen más macizo, interrumpido sólo por balcones en voladizo y ventanas; los bloques de la «pasarela» y la escuela tienen una equivalencia de macizos y vacíos, y las superficies del cuerpo más bajo tienen sólo una serie de ventanas verticales abiertas en un paño liso uniforme; los laboratorios, en cambio, presentan la máxima preponderancia de los huecos sobre los macizos. Elemento típico es, también, la tipología de esquinas vacías y transparentes (el cerramiento de vidrio pasa por delante del borde del forjado, quedando los pilares remetidos y dando lugar a un voladizo que permite eliminar el machón de la esquina).
Bibliografía:
Gillo Dorfles (1980), La arquitectura moderna. Barcelona. Ariel. Col. Ariel quincenal 151, págs. 62-69
Renato de Fusco (1981), Historia de la arquitectura contemporánea. Madrid. Blume. págs. 267-276 y 329-335
Fernando Chueca Goitia (1992), La arquitectura: del Barroco a nuestros días. Barcelona. Carroggio S. A. de Ediciones. Tomo 4º de la Historia del Arte. pág. 220-222
Giulio Carlo Argan (1983), Walter Gropius y la Bauhaus. Barcelona. Gustavo Gili. Paolo Berdini (1996), Walter Gropius. Barcelona. Gustavo Gili. 2ª ed.
Giulio Carlo Argan (1976), El arte moderno. Valencia. Fernando Torres ed. 2ª ed. Vol. 2, pág 330-338 y 474-477