Casa Carré, Alvar Aalto 1956-1959.
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Para entender la casa Carré es necesario conocer su historia.
Aalto llega a su máximo esplendor en la década de los 50’s, después de haber experimentado al máximo con materiales como ladrillo, madera y diversas piedras.
La casa Carré única obra de este genio en Francia después de haber sido demolido el pabellón internacional es construida para el coleccionista y corredor de arte Louis Carré, el cual conoce a Aalto en la vienal de Venecia. Fascinado por su arquitectura le encarga su casa a 40km de la ciudad de París en Basonchez sur-Guyonne Francia. Como condicionante Carré pone «chica por fuera grande por dentro».
La experiencia, creatividad y genialidad llevan al arquitecto a crear una obra maestra en la que la arquitectura moderna y el contexto físico se integran de una manera exquisita.
Con la intención de aprovechar las vistas e iluminación el proyecto se orienta hacia el norponiente creando así una volumetría sencilla y limpia con una cubierta inclinada que pareciese una sola pieza, construida con piedra laja de la zona contrastando con el ladrillo blanco. Formando al interior un espacio que se va reduciendo en altura y da la sensación de amplitud, para reafirmar esto Aalto diseña un plafón de madera con formas orgánicas con el que logra la petición de Carré de una manera creativa, moderna y genial.
Si uno aprecia la casa sin saber el contexto podría pensar que es una obra contemporánea del S.XXI tanto el exterior como el interior, mobiliario y la falta de necesidad de utilizar calefacción o ventilación artificial, ya que la misma arquitectura lo soluciona.
Creo que después de analizar tan solo una de las obras de este gran maestro de la arquitectura nos queda claro el porqué de la importancia de este gran arquitecto.